TRIUNFO ROTUNDO DEL PP

No quiero hablar, hablando, del pasado Pleno económico del Congreso en época estival. No tiene mucho sentido ni interés seguir rizando el rizo a lo que dijo Solbes. La situación es lo suficientemente seria como para andar con zarandajas equilibristas parsimoniosas. No se pueden tapar con unos cuantos milloncejos las fugas de un par de billonazos.

En la campaña electoral se nos llenaba la boca y la pluma, con razón, a tertulios, escribanos y opinantes todos, insistiendo en la necesidad de fijarse concienzudamente en los programas propuestos por los partidos y olvidarse a la hora del voto de personalismos vestidos con mofletes, bigotes, canas, michelines y demás gracias ocurrentes de los líderes. Fué como predicar en desierto. Para la gran mayoría como quien oye llover. Pero insistiremos.

Se me ocurrió releer la parte económica de los programas que el Colegio de Economistas de Madrid envió a todos sus colegiados. Estaban perdiditos de polvo. En tan sólo dos meses se habían llenado con las telarañas del olvido. Unos más que otros. El del PSOE no se podía leer a pesar de utilizar a fondo el plumero. Creo recordar que venía a decir más o menos lo contrario de lo que están haciendo.

Centré la lectura en el del PP porque así aprovechaba el escaso tiempo que tenía. De una tacada mataba dos programas de un tiro: PP y CIU. Allí se leía primero un diagnóstico bastante certero de la situación: La política monetaria había adoptado en los años anteriores un tono marcadamente restrictivo para compensar en parte la influencia expansiva de la política presupuestaria; la economía española había pasado de ser depositaria de la confianza de los principales inversores del mundo a suscitar toda clase de recelos dentro y fuera; la gravedad de la crisis era superior a lo que revelaban las estadísticas oficiales (se quedaron cortos) y, en fin, que el gran perdedor estaba siendo el empleo. Tras el diagnóstico unas cuantas páginas bien estructuradas explicando sus propuestas concretas para resolver la crisis. Por espigar algunos contenidos se habla de reducir los tipos de interés, supresión de trabas administrativas y fiscales a la creación de empresas, de austeridad presupuestaria, de reforma fiscal al servicio de la inversión y el ahorro, de corresponsabilidad fiscal en la financiación de las Comunidades autónomas, de privatizar algunas empresas públicas, de una nueva ética social,…etc.

No hay más remedio. Sea quien sea hay que estimular el quehacer del sector activo de la sociedad en cantidad y en calidad, incentivando a empresas y trabajadores que trabajan, para que sean capaces de sostener y arrastrar hacia la actividad al sector pasivo (Estado incluido). Si no se consigue acabaremos todos en las listas de pasivos. Pasivos de la nada.

La realidad económica no sabe de mayorías o coaliciones. Ignora los colores de izquierdas o derechas y los grandes principios económicos de sentido común se acaban imponiendo contra vientos y mareas ideológicas. El triunfo del PP (o de cualquier otro) estará siempre en conectar con los nuevos aires de las realidades abiertas que se imponen con callada testarudez. El PP para triunfar no tiene que complicarse la vida ni hacer aspavientos. Basta con las ideas y hacer caso a Julio Anguita: gobernar ya ahora a golpe de «programa, programa y prgrama.»

El triunfo se puede calificar de rotundo porque puede cumplirse la afirmación más controvertida y contestada de Aznar: Si se pone en práctica el programa del PP no me importaría que Pujol gobernara España. Aquella afirmación se puede convertir en profecía por la dinámica rocambolesca y carambolesca de la política. Pujol puede gobernar en España con el programa del PP a través de la fachada anticuada de González y su gente. El clamor silencioso de la realidad convierte a todos en rehenes y títeres de su avance irreversible.

Hay otra alternativa para esta corta legislatura: dejarse de fachadas e intermediarios y poner pactadamente a Miguel Roca de Presidente de Gobierno. Basta con el apoyo del PSOE. Pero también basta con el apoyo del PP, PNV y algunos diputados del PSOE (González incluido). Tengo la impresión de que Felipe tiene que estar cansado y hasta el gorro de templar gaitas en su propio partido, estar continuamente con rogativas a los nacionalistas, disimular el mareo de perdiz en Europa y jugar al «veo veo» con todos los españoles. Eso sí que sería empezar en serio el «cambio del cambio». Todos necesitamos un descanso.

JJ Franch

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